Contar y re-contar historias como práctica terapéutica

 Saúl Miranda Ramos

Universidad Autónoma de Barcelona


Los seres humanos contamos historias: de nuestro pasado, de nuestra vida diaria y de lo que queremos para el mañana. Saúl se asume como un psicólogo social, subdisciplina desde la cual se dedica a la educación, a la clínica y al trabajo comunitario. Desde ahí entiende que la narración es un acto social, que el lenguaje tiene poder liberador, que las historias erigen identidades, acciones y emociones. Las prácticas narrativas pueden generar procesos de liberación educativa, comunitaria, pero también terapéutico.

Cuando las personas cuentan historias forjan una versión de sí mismas. Regularmente, se conectan ciertos eventos que construyen una historia predominante de vida, la cual que rige; sin embargo, se van dejando de lado otros eventos a los que se invisibiliza o se les resta importancia. Como resultado se obtiene una identidad o una serie de identidades que la persona asume.

En ocasiones, las realidades a las cuales la persona enfrenta, esa identidad o serie de identidades no ayudan a sentirse, pensar o desempeñarse como se desearía. Se genera una tensión entre la persona y la realidad; una actualización de la propia historia contada y de las identidades podría ayudar.

La construcción de identidades puede ser vista como la unión de ciertos eventos en una trama narrativa desde la cual las personas cuentan su propia historia. Las personas pueden contar otras historias de sí mismas si conectan y reconectan con otros eventos que habían sido dejados de lado; que ahí siempre han estado, pero que no se les había tomado en cuenta para la construcción de la historia predominante. Al conectarlos, las personas pueden construir nuevas tramas de sí; otras historias, otras versiones, versiones nuevas, inéditas, alternativas y más cercanas a lo que se desea ser y hacer. Cuando las personas se percatan que las posibilidades son infinitas ya no están limitadas a las versiones iniciales de sí. En este proceso, las personas eligen la versión que desean.

Conforme las historias personales se actualizan, acciones congruentes a las nuevas historias se despliegan; más agradables. Es hermoso ver, como las personas van generando aquello que desean, se van liberando a la par que narran de sí. Las nuevas acciones aportan a las nuevas identidades para construir nuevas historias desde un nuevo punto, desde otro lugar.

La historia es vida, se mueve, se construye, es plural, es verbo; se hace. Desde las prácticas narrativas historiamos la vida de las personas, de la vida de las familias y las conectamos con la vida de la comunidad, la sociedad, el país y el mundo; pues no son aisladas. De las historias hay versiones, algunas más dominantes que otras; con libertad, las personas eligen la que les va mejor. En nuestra analogía narrativa, vivir es como escribir: podemos equivocarnos, borrar, leer, editar, mejorar, actualizar, re-escribir para que nuestra historia sea leída, contada y re-contada en la construcción de vidas más plenas.

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