Por: H. Marcelo Antilef R.
La
evolución de las sociedades y culturas está cargada de una multiplicidad de
hechos y acciones que guardan significativos valores simbólicos para las
mismas. Hechos que han conjugado una serie de actividades involucrando a personas
y grupos, quienes se han movilizado en pos de transformaciones que satisfaga
sus necesidades y garantice su bienestar. Así, es posible hablar de los cambios
como antecesores de las trasformaciones, y de los grupos como el principal
instrumento que hace posible iniciar, alcanzar y resguardar estas
modificaciones societarias. Estas implican dinamismo y variaciones en las
políticas, leyes, programas y proyectos micro o macro sociales. Lo anterior significa
que los grupos y colectivos deben agruparse para organizar sus acciones y delimitar
sus objetivos por medio de procedimientos, planificaciones, momentos
temporales, utilización de espacios físicos, encuentros e intercambios de
recursos y herramientas, a fin de alcanzar sus metas y hacer palpable sus
intereses, siempre a través del apoyo mutuo. De esta forma llegamos identificar
la Animación Sociocultural (ASC) como una estrategia de educación social que se hace
efectiva a través de 4 etapas, el análisis de la realidad, la planificación
participativa, la acción participativa y evaluación participativa.
El análisis de la realidad conlleva la
realización de un diagnóstico participativo que evalúa las necesidades de la
comunidad, lo cual implica precisar
el objeto de referencia, esto es el campo de trabajo. Dentro de estas
opciones podemos tener, una comunidad, un colectivo o grupo alguno con el cual
se ha de trabajar. Para esto es importante definir y describir la situación en
que se encuentra el mismo. El siguiente pasó corresponderá entonces a describir
un problema o aspecto con el cual el grupo desea investigar o trabajar, en este
caso haciendo especifica la percepción que se tiene de la situación objetiva.
Posteriormente se ha de analizar el problema, evaluando la gravedad, magnitud e
interés de la comunidad en este, identificando al mismo tiempo a los individuos
que están comprometidos a trabajar. Un penúltimo paso, corresponde a la
identificación de recursos, posibilidades y límites. Entre ellos financieros,
económico y humanos. Y el último paso en esta primera etapa son las
conclusiones del análisis las cuales deben realizarse de forma sintética y dando
prioridad a un área, creación de grupos y definición de finalidades que debería
tener el proyecto.
El proceso de la planificación
participativa implica la programación de acciones, los que irán desde objetivos
hasta los elementos. En razón de los objetivos, la planificación de estos se
llevará a cabo de forma sistemática. En este sentido es necesario declarar de
forma explícita lo que se quiere, aquello que se pretende cambiar y la manera en se va realizar. Por
otro lado, se han de incluir las características principales de la
planificación, se establece aquí la negociación, el tipo de proceso, duración
de este, poder y responsabilidad de los actores, haciendo la distribución de
las tareas. Otro aspecto relevante en esta etapa de la acción sociocultural es
la planificación del programa, cual debe considerar la cobertura, apuntando en
este caso hacia el espacio demográfico, en este sentido si debe tener en cuenta
si el programa o proyecto será regional o nacional o abarcará un espacio micro,
fijando zonas específicas. Así mismo, se debe contemplar el tiempo, en este
sentido se puede hablar de corto, largo o mediano plazo. También se ha
estipular los responsables del programa o proyecto, como por ejemplo
ministerio, consejeros, etc. Por último, es la planificación debe incluir
elementos como justificación, prioridades, finalidades, presupuestos, sistema
de coordinación, y sistema de evaluación y control.
La acción
participativa refiere a la ejecución del proyecto por a través de una serie de
momentos. El primero corresponde a los elementos anteriores a la reunión. Aquí
tenemos la convocatoria donde se comunica y se establecen las condiciones de
participación en el programa, también se acuerda el orden día, donde se
detallan esquemáticamente los temas a tratar además de prever el espacio
horario que cada tema tendrá. Así mismo, se incluirá la documentación la cual
ayuda a desarrollar el guion de manera amplia, permitiendo a los participantes
hacer juicios de valores y formarse opiniones de lo que se ha de tratar. El
segundo momento consiste en los elementos que enmarcaran la reunión. Aquí tenemos
los elementos explicativos como por ejemplo qué vamos hacer, por qué y para qué
lo vamos hacer. Encontramos además las normas de funcionamiento, como son las
reglas de; cuando se opina, cuando se escucha, en qué momento se toman decisiones
y cuales son reglas del debate. Se incluyen también los tiempos, por ejemplo;
las reuniones deben tener una hora de comienzo y una hora de final. Y
contemplan las motivaciones, como el clima social y las necesidades con
respecto a la reunión y al grupo. El tercer momento corresponde a los elementos
ambientales y grupales. En este sentido de sebe tener en cuenta la referencia
del grupo, el tamaño de este respecto de su composición, si es o no un grupo
homogéneo y si tiene o no entrenamiento en trabajos colectivos. También se hace
referencia a la disposición de sillas y mesas, mobiliario funcional y
luminosidad. Por último, el cuarto momento hace alusión al propio desarrollo de
las reuniones. Se considera así los temas y su orden, como por ejemplo los guiones
del moderador; la metodología, por lo general, significa pasar de lo analítico
a lo sintético y de lo general a lo concreto. A la vez también se integra el
nivel de participación como por ejemplo si esta es alta, habrá que dividir el grupo
en subgrupos.
La evaluación participativa como
aplicación de instrumentos para la mejora de la práctica contempla objetivos y
funciones. Los objetivos están dirigidos a 5 áreas principales. La primera corresponde
al análisis de necesidades y filiación de objetivos, esto contempla el
diagnóstico o evaluación de resultados. Segunda área, seguimiento de programas
y verificación de los modelos de acción, aquí se trata de ajustar la información
y entender los procesos puestos en marcha para tomar decisiones, además de
comprender los fenómenos implicados. Tercera, valorar los objetivos marcados y
las necesidades detectadas, se estudia la idoneidad del proyecto y las fallas
de estas de esta manera se analizan las actividades en función de las expectativas. La cuarta
área corresponde a averiguar los resultados e impacto del programa o proyecto,
se valora por ejemplo los resultados y el medio para conseguirlo, en
función de los objetivos, así como hacer saber la contribución de los
participantes. El último corresponde a fomentar el análisis prospectivo para
indicar acciones futuras, por ejemplo, pautas para llevar a cabos procesos y guías que inspiran a continuar los cambios sociales. Por
otra parte, respecto de las funciones que ha de tener el evaluador, esta
corresponde a facilitar la toma de decisiones a través de reflexiones en los
puntos débiles donde se requiere reforzar las próximas juntas. En este sentido
se debe valorar si es adecuado o no la acción y el momento en donde se propone como evaluar lo temporal, los espacios disponibles, recursos y coyuntura
política. Otra de las funciones es analizar si la metodología y actividades son
coherentes con los objetivos para determinar si son idóneos. También se debe analizar
si las actividades y método propuesto son coherentes con el tipo de colectivo para garantizar a futuro el éxito; así mismo, se debe estudiar lo conseguido en función de los objetivos propuestos, y en qué medida son alcanzados en el tiempo previsto. Una
última función es valorar si los resultados se han obtenido con el menor coste
posible, analizando si con ese grupo podríamos haberlo hecho con menor costo. Por
último, se aportarán pautas para las acciones futuras con base en los resultados
obtenidos de la evaluación viendo espacios, recursos y tiempo.
Finalmente existen
múltiples modos de hacer cambios y transformaciones sociales, las cuales se caracterizan
generalmente por ser altamente participativa y colaborativa entre los agrupados,
quienes persiguen un mismo fin y comparten un mismo interés. Sin embargo,
también existe una forma sistemática de llevar a cabos estos cambios que posibilitarán las llamadas transformaciones sociales, y es en este sentido que
nos encontramos con la animación sociocultural la cual implica acciones
participativa a través de una series de momentos, el análisis participativo de la realidad que implica un estudio socio-comunitario y cultural, la planificación
participativa que significa programar procedimientos a fin de hacer posible el
cumplimiento de los objetivos que persigue el grupo, la acción participativa
que consiste en una serie de pasos para llevar a cabo el programa o proyecto y
por último la evaluación participativa que pretende introducir diversos
análisis con el fin de mejorar las prácticas y diseñar orientaciones para el
futuro.
Bibliografía
Herrera Menchen, M. (2005). Desarrollo de proyectos de animación sociocultural. Universidad de
Sevilla. Sevilla.
Comentarios
Publicar un comentario