Análisis de Contenido Cualitativo; Una Ventana a la Riqueza Analítica


Por Marcelo Antilef
Prof. Patrocinante: Saúl Miranda Ramos
Universidad Católica de Temuco

Las diversidades de metodologías utilizadas en las investigaciones científicas comparten un fin, conocer a su objeto de estudio. Esto significa que a pesar del uso de múltiples procedimientos conservan ciertos aspectos esenciales para alcanzar sus propósitos en la investigación. Así mismo, dicha variedad metodológica puede dividirse en dos grandes áreas; la metodología con base numérica o investigación cuantitativa donde se vale la precisión y la rigurosidad y, por otro lado; la metodología comprensiva o investigación cualitativa que trabaja principalmente con constructos como creencias, experiencias, sensaciones y emociones caracterizándose por la no linealidad en el proceso del estudio. En este caso, se abordara la investigación que trabaja con constructos para detenernos en una de sus fases del desarrollo metodológico, la cual se halla generalmente entre la recolección de datos y los resultados, esto es el análisis de contenido donde es posible obtener resultados profundos, integrales e interpretativos. De esta forma es posible hallar el análisis de contenido cualitativo sistematizado en seis pasos, selección del objeto de análisis, desarrollo del preanálisis, la definición de las unidades de análisis, establecimiento de reglas analíticas y códigos de clasificación, desarrollo de categorías y la integración final de los últimos hallazgos.

La selección del objeto de análisis requiere antes de comenzar a trabajar, una postura teórica-disciplinar. Esto nos permite abordar los tópicos desde distintos supuestos, los cuales condicionan el análisis de las unidades de estudio. Así estos  pueden ser abordados por ejemplo desde una postura que intente hallar elementos relativos al comunicador; o desde otra que se interese por la producción del texto o del corpus de contenido como la forma en que se ordena la historia de una comunidad. Un último supuesto pondría el acento en las motivaciones intrínsecas detrás de las formulaciones, intentando rescatar el trasfondo sociocultural, como los rituales que han sobrevivido a la aculturación de un determinado grupo. Por otra parte, desde el enfoque cualitativo el análisis de las unidades se ceñirá necesariamente a suposiciones previas, en este sentido sobre la forma de hacer y entender el conocimiento. De este modo podemos tener presente que no se puede buscar desarrollar un análisis libre de la influencia del investigador donde interactúe su experiencia  de vida con la teoría de donde el científico se acerca a su objeto de estudio. Así mismo, es necesario considerar la cultura del investigador porque juega a favor de la objetividad del procedimiento cuando estos se hacen visibles antes de iniciar el análisis a través de la conciencia de su presencia.

El desarrollo del preanálisis como etapa inicial a la organización de la información con previa definición tiene como fin establecer formas de hacer las cosas para analizar el contenido. Y como fase técnica en el  trabajo cualitativo, involucra tres objetivos que nos permite desarrollar un trabajo eficiente. El primer objetivo hace referencia a la recolección de documentos y materiales el cual finalizara en un nuevo material escrito con la integración de la información levantada,  para esto se hace necesario seleccionar que tipos de textos usar y cuáles no, eligiendo una cantidad adecuada, ya que demasiada diversidad podría significar dificultades para traer categorías, y realizar una indagación profunda de los documentos. El segundo objetivo será formular guías para el trabajo de análisis que sirva como orientación acerca de que indagar. Las características de las guías podrían identificarse en que, poseen un marco definido delimitando las cuestiones a investigar como son las entrevistas construidas en torno a una conceptualización teórica específica. Y el tercer objetivo corresponde a establecer indicadores que den cuentas de temas presentes en el material analizado los cuales podrán tener como características; ser conocidos por los investigadores, ser preciso y claros, y acotados.

La definición de las unidades de análisis. Las unidades de análisis corresponden a los trozos de contenido sobre los cuales comenzaremos a elaborar, representan el alimento informativo principal para procesar. Se reconocen así, dos tipos de unidades de análisis: aquéllas de base gramatical, propias de la comunicación verbal o escrita, siendo las más comunes y aquellas no gramaticales.  En las palabras o vocablos  se buscan y seleccionan éstas, según se trate de palabras claves, respecto a un tema o significado particular; o bien, de palabras generales según su disposición dentro del texto y su significado. El primer caso es más utilizado y se adapta mejor a cualquier tipo de contenidos, el segundo, en cambio, tiene relación con análisis profundos  en documentos donde todas las palabras pueden ser un aporte a la inferencia, como es el caso de la poesía. Por otra parte, las unidades de análisis de base no gramatical, en las cuales se consideran propiedades independientes como el espacio, la cantidad, o el tiempo permiten separar el material para el análisis. Algunas de las unidades no verbales más usadas son; documentos íntegros, es decir un documento completo, un libro, un cuaderno de campo, un cuaderno de registro histórico, un periódico, una revista, una carta, recorte de editorial, etc. Así mismo es posible encontrar el espacio: el material o documento que se desea analizar se divide en segmentos a partir de cantidades de espacio de igual dimensión, lo que constituirá las unidades de análisis. Por ejemplo, el renglón, la columna, la mitad superior de cada hoja escrita en un cuaderno, entre otros.

El establecimiento de reglas de análisis y códigos de clasificación como medio que  fortalece la validez y confiabilidad de resultados. Las reglas indican al investigador y a otros que coparticipen en el análisis, cuáles son las condiciones para codificar y eventualmente categorizar un determinado material; sin embargo es necesario señalar que estas van cambiando a medida que se incorporan nuevos datos. La primera regla consiste en determinar cuál será la unidad de análisis, como por ejemplo la opinión de los miembros de una organización sobre esta que no tienen cargos en la misma. La segunda regla consiste en establecer criterios de clasificación de ayuda a encuadrar el trabajo, funcionando como coordenadas dentro de un mapa de materias por ejemplo, el sentido de pertenencia de los funcionarios de una organización y el sentido de pertenencia de los miembros de la organización con la cual trabaja el equipo. La tercera regla, una vez que los datos han sido segmentados y agrupados, consiste en brindar un identificador a cada grupo. Estos identificadores reciben el nombre de códigos, y pueden adoptar la forma de un concepto conocido, palabra o símbolo alfanumérico cualquiera de carácter distintivo. En este sentido, los códigos resumen el conjunto de datos reunidos en una clase, “etiquetan” los segmentos, y agregan información al texto sintetizándolo en un solo concepto o símbolo; en este sentido se podría hablar de  códigos, descriptivos y explicativos. Los descriptivos, son identificadores de las características de los segmentos de los registros más generalizados que no denotan temas en específico pero que si están dentro del grupo característico con un alcance teórico, ejemplo sexo, edad, lugar de residencia, etc. Por otra parte, los códigos explicativos, son identificadores que el investigador añade al tema puntual del cual agregan componente de inferencia mayor con una finalidad analítica por ejemplo, TEPPFL, para etiquetar registros que se refieren a relaciones de tensión entre personas, producto de factores laborales.

El desarrollo de las categorías se puede definir como cajones y casillas donde el contenido previamente codificado se ordena y clasifica, al igual que en el caso de la codificación, pero. En este sentido, dicho criterio depende mucho más de elementos inferenciales, fundamentalmente razonamientos del investigador y elementos teóricos que permiten consolidar la categorización. La literatura señala que existen al menos dos formas de categorizar; la primera pretensión puede comprenderse como la agrupación por género, edad o la relación de aquel material segmentado, identificado por medio de códigos a partir de criterios propios del investigador, que da lugar a categorías conceptuales de mayor nivel de abstracción, un ejemplo de ello es codificar un conjunto de datos brutos como DROG, para denotar que en dicho contenido se mencionan drogas o comportamientos adictivos y luego, categorizar directamente dicho código como DROGADICCIÓN. La segunda forma implica considerar la agrupación de más de un conjunto de datos que da lugar a una categoría que agrupa o relaciona dependiendo si la categoría tiende a lo descriptivo o a lo interpretativo. Para el caso de agrupamiento (lo descriptivo), se puede ejemplificar del modo siguiente: dos grupos de segmentos, que aglutinen la opinión de sujetos que temen al sida, podría codificarse como MIEDVIH mientras que la opinión de aquellos que le temen a la tuberculosis se codificaría como MIEDTB, una caracterización de mayor nivel podría brindarla la categoría TEMOR A ENFERMEDADES.

La integración final de los últimos hallazgos como síntesis del estudio. Esta última elaboración cualitativa, debe apoyarse en todo el trabajo inductivo previo, poniendo todo el esfuerzo reflexivo y crítico de aquellos que están comprometidos con el estudio, descubriendo lazos, causas e interpretándolas convenientemente, pudiendo llevar cabo esta integración a través de dos formas principales. En la primera se debe considerar, que no será necesario que todas las categorías queden integradas entre sí, a manera de una última y gran interpretación. Las mismas pueden representar en sí varias interpretaciones que complementan la comprensión de la realidad investigada o, más modestamente, de un conjunto de datos con cierta afinidad. Por otra parte, Hay que recordar, que el proceso de análisis desde los datos a la teoría implica “reducirlos por lo que se espera contar al finalizar el trabajo, con una cantidad pequeña de categorías; y en este sentido poco se habrá avanzado si al término de la investigación se tienen tantas categorías como posibles grupos de datos iniciales, por ejemplo una situación que puede ocurrir y que debe preverse es terminar el análisis con cierto número de datos o códigos sueltos. Briones señala que en ese caso las categorías “deben revisarse de nuevo, con el fin de verificar si su exclusión, la de los datos que no se clasificaron fue acertada o no, puesto que; puede suceder que algunas de las informaciones procesadas, después de esta operación, sean ubicadas en el sistema de categorías ya elaboradas y otras no. Si estas últimas suman diez por ciento del total del material, indicaría una deficiencia en la construcción de las categorías y toda la operación debería ser revisada”.

Finalmente el proceso de investigar desde el paradigma cualitativo significa sistematizar información a través de una serie de pasos y procedimiento que son propios de esta forma de hacer ciencia, a pesar de compartir la meta de percibir el objeto de estudio con la perspectiva cuantitativa enfocada más en las estadísticas y diferir en la no linealidad y flexibilidad. Sin embargo, también existen cierto modelos de conservar una mayor rigurosidad al momento por ejemplo de realizar el análisis de contenido y es aquí donde podemos observar alguna forma de llevar este proceso, pudiendo ser una alternativa la aquí presentada a través de sus seis fases, donde se identifica el objeto de estudio, se contempla un preanálisis, se define los elementos de análisis, se establecen reglas de estudio y códigos de clasificación, también se desarrollan categorías y se realiza una integración final de los últimos hallazgos. Dicho esto, esta es una alternativa válida para llevar a cabo el ejercicio de descomponer los datos y avanzar hacia los resultados.

Bibliografía

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