Saúl Miranda Ramos
Teach 4 All, México A.C.
Arte, Cultura y
Animación Sociocultural
Resumen
La participación en el
auto-reconocimiento comunitario es una característica de la Acción Social,
cualquiera que sea la arista desde la cual se observe; a partir de ella se
puede lograr la validez de la transformación social. Desde esta participación es
posible generar fortalecimiento de comunidades desde una perspectiva
transformadora, como lo es el marco de la Animación Sociocultural. Un momento
de este proceso es el Auto-reconocimiento, el cual puede generar desarrollo: en
el sentido de movilización de la consciencia, sentido psicológico de Comunidad,
pensamiento crítico, autonomía, autodeterminación, toma de acciones y
valoración de las mismas por parte de la comunidad. En definitiva, son muchos
los beneficios al realizar este proceso en el cual todas y todos los
participantes se benefician.
Palabras clave
Participación social,
auto-reconocimiento, comunidad, Animación Sociocultural, Educación Social.
Introducción
Mucho se ha hablado de la
participación: participar para la democracia, participar para el desarrollo,
participar para el desarrollo de liderazgo, participar para el aprendizaje;
estos conceptos así dichos pueden ser muy generales e imprecisos por lo que se
debe tener mucho cuidado con la intención en su uso. Su entendimiento depende
de aquello que se quiera lograr, depende de la parada teórica y epistemológica tanto
del investigador como de la comunidad para poder aterrizarlos a la realidad.
Nótese en lo aquí expuesto, que el presente texto concibe a las comunidades
como sujeto de conocimiento,
por consiguiente, con una postura teórica, epistemológica, ética, política y
metodológica que reconoce a las comunidades como autoras de su propio devenir.
Que las comunidades se reconozcan a sí mismas como lo mencionado se encuentra
en función del contexto y del momento histórico, social, económico, político
(holístico) en el que la comunidad se encuentre.
Pero ¿Qué significa en realidad
la participación en la Animación Sociocultural? Participar desde la Animación
Sociocultural implica tomar parte de los asuntos que afectan a una comunidad,
identificarlos, determinarlos, generar acciones para transformar, transformar
la realidad, verificar si los cambios han sido favorables, si los cambios han
sido los deseados, entre otras. En pocas palabras, participar es tomar la
responsabilidad y el compromiso de guiar el propio destino como comunidad, es
tomar las decisiones. La participación
nos ayuda a romper con la dicotomía sujeto-objeto de investigación y de
intervención (Fals Borda, 2004), y entonces relacionarnos sujeto-sujeto, o
incluso llegar a la analéctica que es el reconocimiento del otro como diferente
(Dussel, 2011) y aproximarnos a él. En este sentido, la participación es una
ruptura de las relaciones de poder donde se coloca en un nivel superior a las
comunidades académicas y científicas, y donde se anulan los conocimientos
populares y comunitarios que se encuentran fuera del centro de poder. Por otro
lado, hacer Animación Sociocultural implica participación del Animador
sociocultural; es decir, la acción social de ambas partes.
Participación social
He aquí un punto importante, éste
es, concebir a la comunidad como sujeto social. Para quienes trabajan
Aprendizaje Colaborativo o Aprendizaje Dialógico, la unidad de trabajo es el
grupo (Miranda, 2013). En el caso de la Animación Sociocultural la unidad de
trabajo es la comunidad; de esta manera nos preguntamos ¿Qué necesita? ¿Qué
desea? ¿Qué demanda? ¿Qué decide? Para responder a estas preguntas, se requiere
de sesiones donde se reúna la comunidad, sesiones de discusión y diálogo,
sesiones de toma de decisiones donde el vehículo principal sea el diálogo, la
acción comunicativa, el acto del habla, desde el poder de la palabra
transformadora. Estas discusiones son en torno a la realidad comunitaria, a la
determinación del deseo de cambio, a las decisiones que se convertirán en
realidad. Es, entonces, participación social porque desde ella se generarán
acciones que afectarán, en diversos sentidos, a otros miembros de la comunidad,
se afectarán las interacciones con otros y las relaciones de saber-poder.
Participación Real
Existen diferentes tipos de
participación: Por un lado se encuentra aquella que se busca hacer para generar
cambios que no cambian (Montero, 2003). Esto es, desde la cúspide social se
determinan acciones encaminadas a generar cambios que en realidad no cambien la
situación de las personas destinatarias sino que mantengan el status quo y la
participación de la gente se limita a cuestiones poco significativas
(Ander-Egg, 2007). Esto es desde posturas conservadoras donde todo está ya
decidido y las personas se acercan como consumidoras de cultura y hay una
pseudo-participación.
También existen participaciones
en las cuales la gente decide algunas cosas, pero no todas. De manera similar a
la anterior, en ocasiones las comunidades deciden dentro de un margen permitido
por quienes ejercen el poder. De esta manera, la toma de decisiones es posible
pero dentro de un marco pre-establecido.
Finalmente, está la participación
transformadora y radical en la que la comunidad decide todo lo que se ha de
hacer y el sentido de las acciones que responden a una (o algunas) necesidades
detectadas en las que han priorizado trabajar. Esta forma de entender la
participación viene de una larga tradición en trabajo comunitario desde
diversas disciplinas como lo es la Psicología Comunitaria generativa, ética y
política de Maritza Montero, la Investigación Acción Participativa de Orlando Fals
Borda, la Teología de la Liberación entendida por Ignacio Martín Baró, La
Educación Popular de Paulo Freire, la Filosofía de la Liberación de Enrique
Dussell, entre otros. En ella, un común denominador es reconocer a la comunidad
como autora de su propio destino y tomadora de decisiones; para ello un primer
momento de trabajo es el auto-reconocimiento comunitario.
Auto-reconocimiento
La primera fase de la Animación
Sociocultural es el Análisis Participativo de la Realidad, esto es, un
auto-reconocimiento de la situación social, cultural, histórica, social,
política, educativa, sanitaria, económica, seguridad, de violencia, etc. Es
decir, determinar y hacer consciente cómo estamos como comunidad y hacia dónde
queremos ir. En este artículo nos centraremos en esta primera fase. Para los
pueblos europeos, que es donde se desarrolló inicialmente la Animación Sociocultural,
este diagnóstico está más
enfocado hacia lo social y cultural, sin embargo para los pueblos de América
Latina, este reconocimiento va más dirigido hacia la subsistencia y al respeto
de los derechos humanos. Existen diversas técnicas y métodos para lograr este
auto-reconocimiento, esta toma de consciencia; la más importante es la
Mayéutica, técnica Socrática que implica hacer preguntas para ir construyendo,
de-construyendo, re-construyendo y problematizando la realidad.
Es posible sistematizar este
proceso, que como resultado ofrece un estudio que puede tener características
académicas. En contraste, el estudio de la Realidad puede teñirse de manera muy
pragmática: problematizar
la realidad, establecer prioridades de acción pero no hacer un trabajo desde lo
académico. Para cualquiera de las dos descritas aquí o la combinación gradual
de ellas, lo trascendental es que cumpla con su naturaleza: Generar
conocimiento y determinar aquello que la comunidad considera que no marcha
bien, de esta manera orientar las acciones para que todo marche como la comunidad
desea (Montenegro, 2011).
Ventajas de la participación social en el auto reconocimiento
comunitario
Cuando iniciamos un proceso de
auto-reconocimiento de la comunidad se produce consciencia comunitaria, sentido
psicológico de comunidad, se produce autonomía, produce pensamiento crítico, se
genera conocimiento comunitario; todo ello es parte de una generación de
contrapoder popular a lo que algunos le llaman “empoderamiento” (Musitu, 2004)
y otros “Fortalecimiento de la comunidad” (Montero, 2010).
Nos referimos a consciencia
comunitaria por “darse cuenta” de sus propias características, de sus
fortalezas y las áreas de mejora, de conocer y constituir su propia identidad,
saber que uno existe como comunidad, se es parte de ella y se puede contribuir.
Como se observa, se antepone el ser social al ser individual. Luego, se hace
explícito que pertenecemos a una comunidad, que somos interdependientes, que
unos a otros satisfacemos nuestras necesidades y, que el apoyo y trabajo de
uno, ayuda al otro.
El Animador Sociocultural, va a
ayudar en este proceso como un catalizador, fomentará y se asegurará que la
comunidad se percate de la posibilidad de que ella misma es capaz de gestionar
este proceso de auto-reconocimiento. El fin último del Animador Sociocultural
es llegar a ser prescindible en la vida comunitaria (Sánchez & Almeida,
2005), que un día la comunidad no necesite más del Profesional, es decir, que
sea autónoma.
El pensamiento Crítico que se
pretende desarrollar en las comunidades desde estas disciplinas es aquello que
Paulo Freire denomina lectura del mundo, la lectura de la realidad; es decir,
mirar el mundo y cuestionarlo,
poniendo en duda lo que podría considerarse incuestionable en ese momento de la
historia, de-construyendo así la realidad, problematizando. Cuando ello sucede,
la comunidad va aprendiendo a no dar por hecho la realidad de las comunidades
ni de las sociedades, que las cosas no están dadas de una vez y para siempre,
que son históricas (Gergen, 1998) y a que ellas pueden ser autoras de su propio
destino.
En este mismo proceso se va
generando autonomía. Esto significa que el grupo va a gestionar poder
progresivamente e ir decidiendo sobre su presente y su futuro tomando en cuenta
su pasado. Esta autonomía no es absoluta (Miranda, 2012), puesto que todos dependemos
de todos y como sujetos sociales comunitarios no podemos ser independientes
sino interdependientes de manera positiva. Es decir, yo te aporto, tú me
aportas y juntos crecemos con las aportaciones de todos. Entonces, la autonomía
a la que aludimos es una autonomía de auto-determinación, de la toma de decisiones
de qué se va a hacer en la comunidad, para qué y con qué sentido.
En varios de sus textos Freire
hace referencia a la toma de consciencia y al desarrollo de la lectura del
mundo, es decir a un pensamiento crítico. En otras palabras, analizar lo que acontece
en la comunidad. No solo para codificar/decodificar, sino para dar sentido y
significado como totalidad. Saber mirar lo que pasa en el entorno, preguntarse
¿Por qué es así? ¿Desde cuándo es así? ¿Podría ser de otra manera? ¿Quién se
beneficia de que la situación esté así? ¿Quién lo dice? ¿Desde dónde lo dice?
¿Con que intención se explica así? ¿Con que intención se cuenta de esa manera? En
este sentido, la comunidad va mirando la realidad como histórica, situada,
indexicada[1],
dentro de relaciones de poder, transformable, entre otras.
Fortalecer una comunidad desde el
auto-reconocimiento nos aleja del paternalismo, clientelismo y de la pasividad,
acercándonos progresivamente a una comunidad creadora de cultura y no solo
consumidora de ella.
¿Cómo hacerlo?
Hay quienes prefieren técnicas
establecidas, otros buscan procesos más libres, unos más buscan estrategias
desde la Educación Popular, otros desde la Investigación Acción Participativa,
desde la Psicología Comunitaria o Teología de la Liberación. Un ejemplo
específico son las Autobiografías Razonadas implementadas en San Miguel
Tzinacapan (Almeida & Sánchez, 2001). Considero que todas van hacia lo
mismo, que es la liberación y emancipación de las comunidades. La Animación
Sociocultural propone hacer una Investigación social y cultural con una serie
de estrategias (Herrera, 2005).
Dentro de ésta, primero es
conformar el grupo de trabajo. Para ello se busca realizar una primera reunión
con los miembros interesados. Ahí se les informa del procedimiento de la Animación
Sociocultural: ¿Qué es? ¿De qué trata?, qué busca, qué sentido tiene, quienes
se van a beneficiar y de qué manera, etc. se les pregunta qué piensan de ello, y
se conversa para resolver inquietudes. Es importante ser muy honestos en este
momento, es decir, hacer saber cuáles serán los beneficios que obtendrán tanto la comunidad como el Animador/a
Sociocultural. Por parte de la comunidad puede ser la transformación deseada y
por parte del/a Animador/a Sociocultural puede ser un título Universitario, una
tesis, calificación de una materia, un empleo, un salario, etc.
Luego, con quienes se muestren
interesados en la propuesta, agendar una segunda reunión para empezar a planear
el Diagnóstico: quiénes van a recolectar información, dónde, cuándo, con qué
instrumentos; entre todos deben decidir estas acciones.
Considero que todos los momentos
de la Animación Sociocultural son importantes, sin embargo, el
auto-reconocimiento es muy relevante porque sensibiliza, genera consciencia y
establece un compromiso de la comunidad consigo misma. Sin esto, el proyecto
que implementemos podría carecer de la participación y aceptación de ésta.
La comunidad da voto y da veto
(Montero, 2009), y este ha de ser respetado por el Animador Sociocultural. En
este sentido corresponde a quienes somos Animadores Socioculturales (que pueden
ser personas con las habilidades y conocimientos necesarios que no
necesariamente pertenecen al ámbito universitario), colocarnos en una postura
humilde y dar a la comunidad validez total a su conocimiento, a sus prácticas y
a sus decisiones (Miranda, 2014). De esta manera, si la comunidad no valida o
aprueba un proyecto, este dejará de ser considerado, es decir, vamos a
gestionar el saber-poder de manera que la comunidad lo ejerza sobre sí misma.
La comunidad se refuerza al
reconocer sus propias fortalezas y es justamente lo que deseamos desde la ASC,
trabajar desde lo positivo. Por lo tanto, si bien es necesario conocer las
dificultades que la comunidad está experimentando, también es necesario conocer
las fortalezas que la comunidad tiene para enfrentar las adversidades, como muy
seguramente lo habrá hecho en el pasado.
Para propiciar lo anterior,
existen técnicas como el análisis FODA, árbol social, entrevistas en
profundidad, contactos informales, etc., éstas pueden ser aplicadas por el
Animador Sociocultural o por los miembros de la comunidad. Posterior a esto,
corresponde el análisis de los resultados de estas técnicas. En general, lo que
hacemos es formar investigadores en la
comunidad (Miranda, 2013b) que desde sus experiencias y las que puedan tener
con el Animador, interpreten la realidad. Finalmente, se establecen
conclusiones derivadas de ese análisis y de esta manera avanzaremos hacia las
siguientes etapas de la ASC: las acciones y la evaluación.
Se puede iniciar implementando un
Auto-reconocimiento de la Comunidad (o Análisis Participativo de la Realidad)
entendiendo esto sólo como una posibilidad puesto que se trata de un proceso
cíclico, no lineal. Si bien, para el ejercicio de mostrar los momentos de ASC
se escriben en el orden no es estricto iniciar en 1. Más adelante se explica el
por qué.
1. Auto-reconocimiento
de la Comunidad (Análisis Participativo de la realidad)
2. Planeación
Participativa.
3. Acción
Participativa
4. Evaluación
Participativa
En términos operativos no siempre
siguen este orden. Hay ocasiones en las que las comunidades se encuentran desarrollando
un proyecto, y te invitan a colaborar con la comunidad. Entonces, no puedes
detener su trabajo y decirles, lo siento, detengan todo, primero necesitamos
hacer un análisis participativo de la realidad. Vamos a continuar con ellos en
la acción, luego proponemos evaluar… y ahí partimos de nuevo.
La Animación Sociocultural, y en
específico el Auto-reconocimiento comunitario puede llevarse a cabo en
cualquier lugar donde haya un grupo humano que esté interesado en hacer uso de
esta metodología. Si bien, en México al pensar en Proyectos Comunitarios se
hace referencia inmediata a comunidades rurales, es también altamente probable
el trabajo con grupos residentes de comunidades pre-modernas, modernas o
postmodernas (Almeida & Sánchez, 2014); de esta manera quedan incluidas las
comunidades urbanas y semi-urbanas; e incluso hacer Animación Sociocultural
desde la virtualidad.
Conclusión
La Participación Social es entendida
desde diversos ángulos, pero sobre todo desde la postura de quien enuncia; en
este escrito se ha desarrollado una visión crítica y transformadora del
concepto. Es cierto que existen matices en el entendimiento de participación
social, y que algunos pueden fomentar la transformación en diferentes niveles y
grados; sin embargo, para algunos enfoques latinoamericanos es entendida como
aquí se describe. Este escrito también se centra en el primer momento de la
Intervención social, en este caso desde la Animación Sociocultural, que es el
reconocimiento de la comunidad en sí misma, el saber quién es, qué es, y
determinar hacia dónde quiere ir como comunidad. En ese proceso se desarrollan
muchas habilidades y conocimientos que pertenecen a la comunidad pues ella
misma los ha generado y así mismo se forja un contrapoder cultural.
Referencias
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