Francisca Salinas
Universidad Católica de Temuco
Susana es venezolana y
al llegar a Chile no es como se lo contaron. Para comenzar, al venir de afuera
pierde sus derechos. No puede ejercer su título y menos su magíster. Por
consiguiente, trabaja en un foodtrack haciendo arepas. Simultáneamente, al
llegar pierde la esperanza. La situación
en su país no mejora y, paralelamente, la situación aquí en Chile tampoco
mejora para los venezolanos. De ahí que, a pesar del poco tiempo vivido en
nuestro país ha sido constantemente discriminada. En la micro en Santiago, la
señora que estaba al lado sujetaba su cartera con recelo y desprecio. A su vez,
en Angol, una ciudad más pequeña, el trato no fue distinto; la inculparon de un
supuesto robo por ser “negra y extranjera”. Susana la venezolana se dio cuenta
que Chile, el país “amable y lleno de oportunidades” que le describían, no era
como se lo contaron.
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