Elizabeth Echeverría Alarcón
Estudiante de Psicología
Universidad Católica de Temuco
El capitalismo es el dueño, señor de señores, que tiene el control social, que nos hace ver lo que quiere mostrarnos, que nos asigna un rol a cumplir y que por sobre todo nos hace creer su verdad como propia. Nos crea un ideal imposible de alcanzar, alentandonos a ser quien queramos ser, siempre y cuando sea al interior de su laberinto de ilusiones tapadas por la niebla, que solo nos deja ver un destello de libertad ilusoria. Nos permite soñar a costa del dinero y la producción como medios de felicidad. Es nuestro fiel compañero, consejero, y guía de nuestra identidad. Bajo el alero de promesas vacías, el poder se aprovecha del débil y oprime al fuerte, predicando mensajes de amor y felicidad, que se sustentan sobre una base que aún está arraigada en la opresión. Maestro de promesas rotas, que ha nacido para manipular. El capitalismo es el dueño, jefe, líder y el dominador, que aun así con todas sus cartas, no ha podido callar algunas voces, como la de Charles Chaplin, quien a través de su ácido y característico humor, en el apogeo del capitalismos, alzó la voz.
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